Desapariciones
Sobre
Paula Kalós existen dos registros visuales hechos con ojotrónics
ocultos. La negra era muy popular en el mundo y se le atribuía la
invención de la bossa tango. En muchos
lugares se la creía brasilera.
La
calidad del audio de aquellos registros es bastante mala por que en
ambas oportunidades no se utilizó ningún tipo de amplificación. Un
murmullo clandestino nos hace sospechar que en una de esas fechas
lloviznaba. Paula no había enchufado ninguno de sus ordenadores
musicales. Manipulaba pequeñísimos instrumentos de percusión que
mágicamente aparecían y desaparecían de sus manos o de sus pechos.
-
Los construyeron en Lilliput- decía la negra, mientras exhibía sus
instrumentos fabricados con frutos exóticos, dedales, portaminas,
engranajes de relojería mecánica y envases industriales.
Paula
tenía el rostro pintado, un par de alas aguiluchas azules y
amarillas nacían de su nariz volando por debajo de sus ojos. Su pelo
azul con vetas blancas y amarillas era encantador; los colores
disimulaban algunas canas. Se la ve bailando y sacudiendo su largo
pelo, que se esparcía circularmente como las faldas bailarinas. Las
escenas son históricas porque Paula estaba abandonando la
teatralidad.
En
la otra filmación, bastante posterior, se la ve un poco gordita a la
Kalós, probablemente la ropa nos de esa sensación o quizás estaba
ancha por su edad, o por un incipiente quiensabido embarazo. La
grabación corresponde al mismo otoño de la desaparición de los
cuatro: Noés, un empleado y una hermosísima habitué con cara de
nena que parecía no envejecer. Pero no se confundan, esta no fue una
desaparición cualquiera, fue más bien una huida. El asunto del
suicidio de Digo Rob quizás haya sido un detonante.
Cuando
partían, Paula se estremeció de ternura cuando vio un niño
accidentado, el hijo de quién le regalaba las cuerdas de tripa para
su guitarra. Por suerte Noés estaba con ella y luego de asistir al
chico continuaron camino. Un poco tristes, debido al destino roto de
Paula que recién ahí comprendió de ciertos pesares de su vida.
En
esa casa donde pasaron tantas cosas ahora funciona una biblioteca.
Algunos libros estaban ahí, otros fueron donados. El donador más
anibalesco fue Loque, el chico accidentado, kármicamente los libros
habían pertenecido al padre de Paula. En su mayoría, volúmenes
viejos, de papel amarillento y oloroso. Pero hay algunos librantes
también y cada vez hay más. A la biblioteca la mantiene la gente
del barrio. Se llama “Biblioteca Pública Paula Kalós”
obviamente.
Asóciate,
la institución te necesita, la casa se está por venir abajo.
de
versiones circulantes oídas por la estatua
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